El Monumento emblema de Buenos Aires, que se inauguró el 23 de mayo de 1936, se renovó y ¡AL FIN! todos podrán subir y vivir una experiencia inolvidable. El nuevo Mirador Obelisco tiene una vista panorámica única, de 360°, a más de 65 metros de altura.
Hasta ahora, acceder al interior del Obelisco implicaba enfrentarse a 206 escalones de una escalera marinera angosta y empinada, y no era abierto al público.
Para llegar a la cima se instaló un ascensor con un lado vidriado y otro con una pantalla, que fue diseñado sin alterar la estructura original. Las cuatro columnas metálicas que contienen sus guías se colocaron en la base del monumento histórico nacional, permitiendo que ascienda de manera segura y respetuosa con la historia y el patrimonio. Alrededor del elevador hay escaleras, por si hay que evacuar el lugar por una emergencia.
Al monumento se entra por la Plaza de la República y al instante se ve el ascensor vidriado y con una pantalla que sube 67,5 metros en un minuto.
Cuando terminamos de subir el equivalente a 55 pisos tenemos una escalera caracol de 35 escalones que nos lleva a la cima. Desde el mirador, a través de cuatro ventanas, se puede ver la avenida Corrientes hacia el este y al oeste y de la avenida 9 de Julio hacia el norte y el sur.
Los ascensos al mirador comenzaron el 1 de mayo por ser el mes de la inauguración y durante abril se inscribieron 25.874 personas y se cerraron las inscripciones porque había cupo limitado. Si bien todavía no está definida la apertura al público, ya que resta la licitación para que una empresa privada se encargue de la operación, desde el Gobierno de la Ciudad aseguran que próximamente volverán a abrir los formularios para poder inscribirse y ver Buenos Aires desde el corazón de la ciudad.
Se calcula que podrían subir aproximadamente 120 personas por día. Y desde el ENTUR trabajan en un proceso licitatorio para la operación del mirador, que incluirá una propuesta museográfica que complemente esta nueva experiencia para vecinos y visitantes de la Ciudad.
“Este gran proyecto de ingeniería revaloriza uno de los símbolos porteños. El mirador panorámico es un nuevo atractivo turístico que cambiará la manera de ver nuestra Ciudad y su patrimonio, como en las grandes metrópolis del mundo”, dijo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri.
Además de hacer toda la estructura por dentro para poder acceder, se cambió el pararrayo por primera vez desde su inauguración. El trabajo se hizo con una inmensa grúa de la que colgaba una jaula con dos operarios.
El pararrayos retirado era el original: fue colocado en 1936. El mismo fue donado al Buenos Aires Museo (BAM) para que forme parte del patrimonio del museo.
El Obelisco fue creado por el arquitecto Alberto Prebisch e inaugurado en 1936 para celebrar los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires. En la Plaza de la República, donde está ubicado, fue izada por primera vez la bandera nacional en la Ciudad.
El sábado 23 de mayo de 1936, día de su inauguración, el intendente de la Ciudad, Mariano de Vedia y Mitre dijo: «Este Obelisco será, con el correr de los años, el documento más auténtico de este fasto glorioso del cuarto centenario de la ciudad fundada por Don Pedro de Mendoza. Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires, que va hacia las alturas, que se empina sobre sí misma para mostrarse a los demás pueblos y, desde aquí, proclama su solidaridad con ellos».
Hoy en día es Monumento Histórico Nacional, lo que significa que se debe resguardar y preservar su exterior. Originalmente estaba revestido con lajas de piedra blanca calcárea de Córdoba, que en 1939 fueron reemplazadas por revoque porque algunas se desprendieron, y no causaron una tragedia de milagro. El proyecto de incorporar un ascensor dentro del Obelisco existe desde el mismo momento en el que lo ideó Prebisch.
Esto fue confirmado por el intendente de Vedia y Mitre, quien en una carta fechada el 4 de mayo de 1936 dirigida al doctor Ramón S. Castillo, interinamente a cargo del Ministerio del Interior de la Nación, afirmó: «Existe el propósito de dotarlo de un ascensor interno que permita el acceso del pueblo a la cúspide del monumento».
Casi 89 años después, ese propósito se hizo realidad.