El caluroso fin de semana se prestó para que miles de visitantes llegaran hasta la Ribera de Quilmes para pasar el día. Sin embargo, la cantidad de gente desbordó la capacidad de transporte que tiene la costanera local y se vuelta a casa en la tarde del domingo se convirtió en una verdadera odisea.
Con temperaturas que superaron los 30° en la ciudad, muchos vecinos aprovecharon el domingo después de las fiestas de Navidad para pasar el día en la costa quilmeña del Río de la Plata. Si bien no se informaron disturbios, lo cierto es que la gran masa de visitantes desbordó la capacidad y hubo importantes demoras en el tránsito: los estacionamientos estuvieron colmados y la circulación por Av. Cervantes iba a paso de hombre.
Cientos de bañistas decidieron aprovechar el sol hasta último momento y al intentar regresar pasadas las 19 se formaron colas interminables en las cabeceras de las líneas 85, 98, 278, 281 y 585. Los colectivos iban llenos y aún así había cuadras de fila para poder abordar una unidad y así regresar a los hogares.
Ante esta situación algunos pasajeros sugirieron que, teniendo en cuenta la crisis económica que afecta al bolsillo de la clase trabajadora y que impacta en que más personas se acerquen a la Ribera de Quilmes, “sería necesario tal vez poner refuerzos de colectivos en la tarde, para que tomarse uno no sea una misión imposible”.