Una oficial de la policía bonaerense será juzgada desde esta semana como acusada de no haber evitado las torturas sobre cuatro adolescentes detenidos que murieron en la Comisaría 1° de Quilmes durante un motín en 2004, iniciado porque un efectivo le había dicho a una de las víctimas que su hermanita de dos años había fallecido, lo cual resultó ser falso.
Fuentes judiciales informaron hoy que por el mismo hecho otros diez policías, entre ellos un ex comisario, ya fueron condenados a penas de entre 3 y 19 años de prisión, de cumplimiento efectivo, por las muertes de Elías Giménez (15), Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuel Figueroa (17).
De acuerdo a los voceros, el segundo juicio por el caso comenzará este miércoles ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de Quilmes por el delito de “omisión de evitar tortura”, que prevé una pena de entre 3 y 10 años de cárcel.
Según las fuentes, la imputación de la fiscalía fue que formó parte de un cordón policial que apaleó a las víctimas cuando salían de las celdas todas quemadas y se dirigían a las duchas, pero no hizo nada para detener las torturas y, a su vez, al menos dos testigos la mencionaron con un palo en la mano.