Tras alejarse unos metros, los bandidos decidieron regresar y emboscaron a la pareja. Fueron segundos de terror: los hampones les abrieron las puertas y, mediante amenazas, los obligaron a bajar y entregar el rodado, dentro del cual quedaron varias otras pertenencias.

En cuestión de segundos, los asaltantes encendieron el auto y lo bajaron a toda velocidad de la vereda para emprender la huida. Fue en ese momento que un automovilista que venía de frente tuvo que maniobrar para esquivarlos, aunque terminaron impactando los costados de los vehículos.

Si bien el matrimonio no sufrió heridas, quedaron en estado de shock por la situación vivida y con la bronca de haberse quedado sin su herramienta de trabajo. Es que, según trascendió, utilizaban el auto para hacer reparto de comida, lo que le daba sustento a la familia.

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