Agentes de Fiscalización y Control de la Municipalidad de Quilmes y funcionarios de la provincia de Buenos Aires clausuraron este martes por la madrugada la refinería Rendering S.A. de Bernal Oeste. Se debió a reiteradas denuncias vecinales por contaminación ambiental, olores nauseabundos y ruidos molestos.
El procedimiento se desarrolló alrededor de la 1 de la mañana en la fábrica situada en la esquina de Av. Cerrito y calle 178, ante la presencia de numerosos vecinos. Voceros del Gobierno comunal informaron que la medida se tomó luego de que recibieran varias denuncias que se tradujeron en controles.
“En su momento se firmó un acta de compromiso, el cuál la empresa no la cumplió del todo, por lo que se procedió a una clausura administrativa -no productiva-. Se comprometieron a comprar una máquina que solucionaría el problema. Vamos a monitorear que cumplan con ésto para que se levante la clausura”, detallaron.
Cabe recordar que los vecinos habían presentado denuncias por contaminación y por carecer presuntamente del permiso de descarga de afluentes gaseosos a la atmósfera. “Luego de una lucha ciudadana por la protección de la naturaleza y los derechos humanos, la empresa Rendering - Refinería Sudamericana fue cerrada temporalmente por el Municipio de Quilmes”, destacaron los denunciantes.
“La secretaría de Ambiente clausuró la fábrica después que constató las denuncias de los ciudadanos de la violenta actividad de los digestores rotos y la contaminación nocturna. En una inspección realizada la mañana anterior la empresa mintió apagando previamente los digestores y declarando que estaban desde hace semanas apagados. Pero en un operativo sorpresa los funcionarios se encontraron con los digestores funcionando violando normativas y contaminando”, afirmó el vocero vecinal Angelo Marasca.
Sin embargo, la otra cara de la moneda -también puesta en la balanza por parte de la ciudadanía- son los trabajadores que quedaron sin fuente de trabajo hasta tanto la empresa se ponga al día con las medidas solicitadas. “Fue una noche bastante triste, por lo menos para mí. Su dueño, quien hizo caso omiso por años a reclamos, nos contamina con olores nauseabundo, fuertes ruidos y líquidos que arroja al arroyo San Francisco”.
“Nuestra intención no es cerrar la fábrica ni dejar a sus empleados en la calle, Dolía mucho ver a los empleados observar como clausuraban su fuente de trabajo y sustento de sus familias. Solamente queremos que se invierta en infraestructura para que la contaminación ambiental no suceda, pero al señor parece no importarle, total él vive muy lejos de acá y sólo le interesa facturar”, expresó la vecina Patricia Romero en las redes sociales.