La agricultura es una actividad compleja en la que múltiples factores, como las condiciones del suelo (pH, disponibilidad de nutrientes, cantidad de agua, etc.) o el clima (precipitaciones, temperatura máxima y mínima, fuerza y dirección del viento, etc.), influyen en el resultado final. 

Un problema que ha incrementado su presencia en los últimos tiempos es el de la salinidad del suelo. Este es el resultado del proceso de salinización, que hace que aumente el contenido de sales en el suelo. Esto produce una degradación aguda del suelo, dificultando su uso en labores relacionadas con la agricultura.

Causas de la salinidad del suelo

La salinización del suelo puede tener lugar de forma natural por causas ajenas al hombre, como algunos procesos de meteorización mineral o cuando se produce una retirada del agua salada del mar debido a las mareas. En algunas zonas del planeta, como las zonas con clima continental, la evaporación de las aguas subterráneas poco profundas puede afectar negativamente a la salinidad del suelo.

En lo que respecta a las actividades humanas, hay 2 factores que influyen por encima de todo: el uso de agua demasiado salina para el riego de las plantas y el uso excesivo de ciertos fertilizantes minerales, como los fertilizantes de potasio, en suelos con baja permeabilidad. Otras actividades que favorecen una mayor salinidad del suelo son el arado profundo y la producción intensiva de cultivos.

Consecuencias de la salinidad del suelo

El efecto de la salinidad del suelo en la agricultura es negativo, afectando directamente a la salud de las plantas, lo que dificulta la producción y, en consecuencia, acarrea problemas socioeconómicos. 

Por un lado, las plantas que crecen en suelos con una elevada concentración de sales suelen sufrir toxicidad de diversos tipos de nutrientes, como sodio, cloruro y boro. Este exceso de nutrientes quema las raíces de las plantas y hace que las hojas se vuelvan marrones. Además de esto, una gran cantidad de sal en el suelo disminuye el potencial osmótico de la planta, haciendo que el agua del suelo se sienta más atraída por la sal y que la planta sea incapaz de absorberla, provocándole deshidratación.

En lo que respecta al suelo, una elevada concentración de sal degrada los agregados del suelo, haciendo que sea más fácil su ruptura. Cuando esto sucede, el suelo es más propenso a sufrir erosión. La degradación de los agregados también afecta a la porosidad del suelo, dificultando que el agua se filtre a las capas inferiores del suelo y se elimine el exceso de sal.

Por último, los efectos socioeconómicos de la salinidad del suelo afectan sobre todo a los agricultores de subsistencia, que dependen de sus cultivos para alimentarse. Sin embargo, este problema puede tener un impacto a nivel global, debido a la pérdida de cosechas y la consecuente interrupción de la cadena de suministro a otras regiones del mundo. La restauración del suelo puede llevar muchos años, por lo que saber cómo reducir la salinidad del suelo cuando ésta es excesiva es crucial.

Cómo medir la salinidad del suelo y prevenir excesos

Hay que tener en cuenta que cada tipo de suelo tiene un nivel de salinidad diferente, por ello, antes de realizar ninguna acción preventiva o de corrección es necesario cerciorarse de que los niveles de salinidad del suelo están dentro del rango aceptable. Si la salinidad del suelo fuese excesiva, hay varias formas de reconducir la situación:

• Controlar el volumen de riego. Mantenga el suelo bien drenado y riegue en una cantidad justa y equilibrada.

• Lavar el suelo. Si la salinidad del suelo es muy elevada, puede usar agua baja en sal para regar de forma abundante e intentar reducir los niveles de sal en la zona radicular. Es preferible realizar esto cuando no hay plantas de gran valor comercial plantadas.

• Usar biofertilizantes. A diferencia de otros fertilizantes de carácter químico, los biofertilizantes se degradan con mayor facilidad y son respetuosos con el medioambiente. Uno de los mayores problemas de los fertilizantes químicos es que los microorganismos no pueden procesarlos fácilmente, por lo que un exceso de ellos irremediablemente afecta al delicado ecosistema de los suelos.

• Plantar cultivos más tolerantes a la sal. Si ninguna de las otras opciones es de ayuda, la opción de plantar cultivos más tolerantes a la sal, como el girasol, la cebada o la colza, da una nueva oportunidad a campos que hasta ahora tenían problemas de productividad. Estos cultivos, además, son más resistentes a la sequía que otros cultivos comerciales.

Reducir la salinidad del suelo con EOSDA Crop Monitoring

EOSDA Crop Monitoring es una plataforma en línea de agricultura de precisión que aglutina todos los datos del campo en un único lugar. Gracias a esto, es una herramienta que puede ayudar a los agricultores a hacer frente al proceso de salinización del suelo, de modo que el rendimiento de los cultivos sea siempre alto.

Al monitorizar a distancia los cultivos, se puede conocer qué zonas del campo tienen vegetación escasa o donde el suelo está desnudo. Estas zonas pueden estar sufriendo un exceso de salinidad, por lo que una exploración sobre el terreno puede confirmar esas sospechas y ayudar a empezar cuanto antes con las medidas preventivas. Gracias a la app, los exploradores pueden ir hasta el punto exacto, incluso sin conexión a Internet, y rellenar un informe in situ, adjuntando fotos si fuese necesario. Tan pronto como la conexión se restablece, el informe se comparte con el resto de usuarios de la cuenta.

Otra función que puede ayudar a comprender la existencia de un exceso de salinidad son los índices de vegetación, en concreto el índice NDMI. La falta de humedad en el suelo, especialmente en la zona radicular, puede ser un síntoma de exceso de salinidad. Combinando todas estas funciones, los agricultores pueden evitar que la salinidad del suelo estropee la cosecha de la temporada.