El primer asalto se llevó a cabo durante el fin de semana largo, aprovechando la quietud de las calles y la ausencia de directivos y chicos en el establecimiento educativo situado en la calle Chile (395) e Irala de Quilmes Oeste. Un grupo de malvivientes, utilizando la medianera de una vivienda abandonada como punto de acceso, irrumpió en la escuela. Su botín incluyó una bomba de agua, útiles escolares, y cajas de alimentos destinadas a las familias de los estudiantes, además de huevos de Pascua preparados con dedicación para los niños.
Pero lo peor es que el vandalismo no se limitó sólamente al hurto. Los delincuentes causaron estragos en las instalaciones: aceite derramado por los pisos, armarios destrozados y, en un acto de desprecio absoluto, utilizaron las aulas como letrinas, ya que orinaron y defecaron en ellas. Este panorama desolador fue descubierto el miércoles, obligando a la suspensión de las clases
La tragedia se duplicó esa misma noche cuando los ladrones regresaron sustrayendo computadoras y otros equipos esenciales, dejando a la escuela en un estado de ruina. "Es imposible reponer lo perdido. Estamos sumidos en una tristeza profunda", compartió una docente de la Escuela Primaria N° 75 "República de Chile" con el corazón roto por lo acontecido
