Guglielmino comenzó su camino en los bomberos a los 14 años como colaborador y, al cumplir los 18, pasó a formar parte del cuerpo activo. Reconocido por su vasta experiencia en el combate de incendios forestales, también se desempeñaba como técnico electrónico en Aerolíneas Argentinas.
Su amor por el servicio bomberil era parte de su identidad familiar: su padre, Néstor, forma parte del «cuerpo de reserva» y fue director de Defensa Civil del Municipio. Por su parte, su esposa, Agustina Milanesi, bombera en Bernal, marcó un hito al ser la primera mujer autorizada a conducir autobombas.
El sepelio, realizado durante la noche del jueves en el cuartel central en la calle Guido, contó con la presencia de sus compañeros y de numerosas personas que se acercaron para rendir homenaje a quien dedicó su vida a proteger a los demás.