En los pequeños pueblos rurales de la provincia de Buenos Aires, el tiempo parece transcurrir a otro ritmo. Entre calles de tierra, casas antiguas y tradiciones que se mantienen vivas, estos destinos ofrecen una escapada ideal para quienes buscan desconectarse del ritmo acelerado de la ciudad y reconectar con lo auténtico.
En los últimos años, muchos de estos rincones comenzaron a destacarse por su propuesta gastronómica. Con recetas tradicionales, productos regionales y el inconfundible sabor criollo, se convirtieron en polos de atracción para turistas y amantes de la buena comida que valoran tanto el sabor como el entorno donde se sirve.
Villa Ruiz, ubicado en San Andrés de Giles, es un pintoresco pueblo bonaerense que se transformó en un destacado polo gastronómico rural. Con calles de tierra, parrillas al aire libre y platos como las empanadas de osobuco, este destino conquista a quienes buscan sabores auténticos, tradiciones criollas y un ambiente de desconexión total.
En San Andrés de Giles el gobierno de Axel Kicillof inauguró el edificio propio de la Escuela Secundaria 8, que dejó de compartir instalaciones con la Primaria 3. Al colegio posee laboratorio, sala de informática y patio central, y asistirán más de 160 alumnos del distrito.
Villa Ruiz, en el partido de San Andrés de Giles, conserva la esencia de los pueblos bonaerenses de antaño: calles de tierra, almacenes centenarios y una comunidad que mantiene vivas las costumbres. Su historia, ligada al paso del ferrocarril, hoy resurge con fuerza gracias a un perfil gastronómico que lo pone en el mapa de los mejores rincones para una escapada.
La plaza principal de Villa Ruiz es el corazón del pueblo. Allí se reúnen vecinos y turistas los fines de semana, disfrutando del ritmo pausado y del entorno natural. La vieja estación de tren, ahora en desuso, se ha convertido en ícono del lugar y punto elegido por fotógrafos y curiosos.
Uno de los grandes atractivos de Villa Ruiz es su cocina. Las empanadas de osobuco, cocidas lentamente en hornos de barro, son el emblema local y el principal motivo por el que muchas personas llegan desde distintas partes de la provincia.
Pero la propuesta no se queda ahí: el pueblo ofrece parrillas con carnes asadas a la leña, pastas caseras, picadas con embutidos artesanales y postres criollos. Todo acompañado por vinos boutique y cervezas artesanales de producción regional.
Parrillas al aire libre: ideales para disfrutar de un asado en un ambiente relajado.
Bodegones tradicionales: como “Lo de Cacho” y “El Rancho de Ruiz”, con recetas de antaño.
Casas de té y almacenes rurales: ofrecen meriendas con dulces, quesos y fiambres locales.
Villa Ruiz no solo enamora por el estómago. El entorno rural permite hacer caminatas, andar en bicicleta o participar en experiencias agroecológicas, como visitas a granjas y talleres sobre producción artesanal. También se organizan cabalgatas guiadas y paseos por campos y senderos.
Durante el año, el pueblo celebra con ferias de productores y la tradicional Fiesta del Asador Criollo, donde se degustan productos típicos y se fortalecen los lazos comunitarios. Allí se pueden conseguir desde miel casera hasta embutidos, dulces y quesos elaborados en la zona.
Villa Ruiz se convirtió en un destino obligado para quienes valoran la buena mesa, la tranquilidad del campo y el contacto con tradiciones auténticas. A solo unas horas de la ciudad, este rincón bonaerense es una joya escondida que conquista a cada visitante con su propuesta gastronómica y su calidez pueblerina.