En su mensaje, los obispos manifiestan “dolor por la muerte” de las jóvenes y lamentan que este crimen ocurra “cercano al Día Internacional contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niños (23 de septiembre)”, reforzando la idea simbólica de que la sociedad debe afrontar estos flagelos con urgencia. Asimismo, repudian “todo hecho de violencia y muerte” como el que se ha puesto dramáticamente de manifiesto en este caso, y extienden “cercanía y oración” a las familias de las víctimas, en nombre de la comunidad diocesana.
El comunicado no se limita al gesto simbólico: los obispos se suman al reclamo de justicia y exigen a las autoridades —nacionales, provinciales y municipales— que implementen “acciones prontas y efectivas de cuidado y promoción de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas vulnerables”. Su llamado a la responsabilidad pública urge que el Estado cumpla su rol protector y preventivo.
Además, los prelados recuerdan el mensaje emitido por la Conferencia Episcopal Argentina el 26 de junio pasado, en que se advertía que “si el estadio se corre, entra el narcotráfico”. Con esta evocación, invitan a toda la sociedad a asumir un compromiso activo “de cuidar y defender la vida”, señalando que no basta con lamentar estos hechos, sino que hay que intervenir para transformarlos.