El pasado 14 de octubre, el Club Alemán de Quilmes celebró su 102° aniversario reafirmando el legado de quienes, en 1923, soñaron con crear un espacio dedicado a la actividad física, el compañerismo y la vida comunitaria. A lo largo de su historia, la institución supo combinar tradición y modernidad, atravesar momentos difíciles y convertirse en un modelo para toda la región.

Cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, Argentina se transformó en refugio para miles de europeos que buscaban comenzar una nueva vida. Muchos alemanes eligieron el sur del Conurbano bonaerense, donde fábricas como la Cervecería Quilmes y la Cristalería Rigolleau ofrecían trabajo y un entorno propicio para formar comunidad. De ese entramado nació la Asociación Alemana de Cultura Física de Quilmes: 25 pioneros comenzaron reuniéndose en el Parque de la Cervecería, con un pequeño salón prestado y un terreno donde practicaban gimnasia, lucha grecorromana y pesas.

Con el tiempo, el entusiasmo creció y se sumaron nuevas disciplinas como faustball, handball, natación y esgrima. El club trascendió el ámbito de la colectividad alemana y se integró plenamente en la vida social quilmeña, transmitiendo valores de respeto, esfuerzo y amistad.

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El nacimiento de “Jahnheide”

Un hito clave ocurrió el 1° de enero de 1934, cuando la institución adquirió el terreno de Hipólito Yrigoyen 1400, bautizado “Jahnheide” en honor a Friedrich Ludwig Jahn —considerado el padre de la educación física moderna— y la palabra alemana Heide, que significa “campo”. Un año después se inauguró el edificio social y se sumaron instalaciones que marcaron a generaciones: canchas, tribunas, vestuarios y la pileta, ícono de los veranos quilmeños.

Allí no solo se promovió el deporte, sino también el encuentro cultural: fiestas típicas, torneos y actividades familiares fueron forjando una identidad única que mezclaba la herencia germana con el espíritu barrial argentino.

Entre la adversidad y la reconstrucción

La Segunda Guerra Mundial trajo tiempos difíciles. En 1945, el Estado argentino revocó la personería jurídica de la institución y dos años más tarde expropió sus instalaciones al considerarlas propiedad enemiga. Sin embargo, el 14 de febrero de 1953, tras una larga lucha, el club recuperó su sede y su nombre, iniciando una nueva etapa de reconstrucción y crecimiento.

Un presente activo y una historia viva

Hoy, a 102 años de su fundación, el Club Alemán de Quilmes continúa siendo un faro para la ciudad. Deportes como hockey, handball, tenis y natación ocupan un lugar central, y sus instalaciones reciben a chicos, jóvenes y adultos que encuentran allí un espacio donde se valora la historia, el esfuerzo colectivo y la amistad.

El espíritu de aquellos 25 pioneros de 1923 sigue latiendo en cada rincón de la “Jahnheide”. Lo que nació como un pequeño sueño comunitario se transformó en una institución centenaria que une deporte, cultura y pertenencia en el corazón de Quilmes.

*Con información de Tageblatt