Argentina vivió este domingo una jornada electoral histórica con la implementación, por primera vez a nivel nacional, de la Boleta Única de Papel (BUP). El nuevo sistema reemplazó el antiguo formato de múltiples boletas partidarias por una sola hoja en la que figuran todos los candidatos y partidos, permitiendo al elector marcar su opción con una simple tilde.
La innovación fue celebrada tanto por votantes como por autoridades de mesa, quienes coincidieron en señalar que el proceso resultó “más ágil y ordenado”. En la mayoría de los centros de votación, la emisión del sufragio demoró menos de la mitad del tiempo habitual, al no requerir la búsqueda de boletas dentro del cuarto oscuro ni su reposición constante.
El único inconveniente registrado fue la dificultad de algunos votantes para doblar la boleta correctamente, ya que debía quedar oculta la parte donde se visualizan las listas antes de depositarla en la urna. Sin embargo, desde la Justicia Electoral destacaron que las demoras fueron mínimas y que el sistema se aplicó sin incidentes relevantes.
Además de su practicidad, la Boleta Única de Papel implica una notable reducción en los costos y en el impacto ambiental. Al imprimirse una cantidad limitada de boletas —y no millones de ejemplares por cada partido— se disminuye el uso de papel y tinta, marcando un avance hacia elecciones más sustentables.
Por otro lado, el escrutinio también resultó más ágil. Al tratarse de un único formato, los fiscales y autoridades pudieron realizar el conteo con mayor rapidez y transparencia. Con esta primera experiencia, Argentina se suma a una tendencia que ya aplican otras provincias y países de la región, dando un paso importante hacia una modernización electoral más eficiente, económica y respetuosa con el medio ambiente.