Símbolo del QAC, referente dentro y fuera de la cancha, Milozzi representa como pocos el espíritu cervecero. Defensor central de enorme jerarquía, fue una pieza clave en la consagración del Metropolitano 1978, cuando Quilmes se coronó campeón en el Gigante de Arroyito el 29 de octubre. Su liderazgo, solvencia defensiva y precisión en los tiros libres lo convirtieron en un emblema del club y en una figura muy querida por la hinchada.
Milozzi llegó a Quilmes en 1976 y rápidamente se ganó el cariño del pueblo cervecero. Jugó 294 partidos y marcó 55 goles, lo que lo ubica entre los máximos goleadores históricos del equipo y entre los defensores con más tantos en la Primera División del fútbol argentino. Además, fue protagonista del ascenso de 1981 y del subcampeonato del Torneo Nacional 1982, dejando una huella indeleble en cada etapa de su carrera.
Tras su retiro, siguió vinculado al club, desempeñándose durante años en el área de logística del plantel profesional. Su dedicación constante, su humildad y su amor por la camiseta azul y blanca lo convierten en una parte viva de la historia de Quilmes Atlético Club.
La distinción como Ciudadano Ilustre llega en un momento de fuerte carga simbólica, al cumplirse casi medio siglo del logro deportivo más grande de la institución, y rinde homenaje a un jugador que encarna los valores de entrega, lealtad y pertenencia que definen al pueblo quilmeño.