La investigación, encabezada por el fiscal Ariel Rivas junto al ayudante fiscal Leandro Montejo, permitió establecer que detrás del desbloqueo y hackeo de los equipos estaría un joven de nacionalidad venezolana. La organización tendría varios eslabones.
El recorrido era el siguiente: el iPhone robado era llevado primero a una casa de celulares del barrio porteño de Once —donde se realizó uno de los allanamientos— y luego trasladado hasta el departamento del joven venezolano, donde se concretó el segundo procedimiento. Allí se efectuaba el desbloqueo, se accedía a las aplicaciones y se despojaba a las víctimas del dinero.
Hasta el momento hay dos imputados: el joven acusado de realizar los hackeos y una mujer vinculada a la maniobra. Durante los operativos se secuestraron 15 iPhones y ocho computadoras, que serán peritadas para determinar si hay más personas involucradas en la banda.
Este tipo de hechos marca una tendencia que preocupa: el delito digital ya no es un fenómeno aislado y exige una respuesta firme del Estado, con investigaciones serias y sostenidas. En este caso, la pesquisa ya lleva cuatro meses y continúa en marcha.