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Sociedad 17
Paloma Navarro Candía: la joven de Ezpeleta que será la voz argentina en un foro global sobre derechos digitales
Viernes 14 de noviembre de 2025 | 10:55
Con apenas 19 años, Paloma Navarro Candía, oriunda de Ezpeleta, se convirtió en una de las jóvenes activistas más destacadas del país. Técnica en electrónica, referente estudiantil y defensora de los derechos digitales, fue elegida por Amnistía Internacional como “Digital Rights Champion” y en marzo viajará a Kenya para participar de un encuentro global que promueve el bienestar de infancias y juventudes en la era digital.
Por: Redacción

La historia de Paloma comenzó en la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 2 de Bernal, conocida como El Chaparral, donde se recibió como técnica en electrónica. Su paso por la institución estuvo marcado por un fuerte compromiso social: allí creó la comisión de género del centro de estudiantes y comenzó a desarrollar un liderazgo basado en la participación, la igualdad y la escucha activa. En esa misma etapa integró un equipo con el que llegó a ser semifinalista del concurso internacional "Solve for Tomorrow", una experiencia que la acercó al mundo de la innovación social y la impulsó a pensar soluciones que transformaran la vida de otras personas.

Hace un año asistió por primera vez a un encuentro de Amnistía Internacional Argentina y, según relata, aquella experiencia le cambió la vida. A partir de entonces su crecimiento dentro de la organización fue constante. En los últimos meses desarrolló un taller contra la desinformación destinado a jóvenes, participó en actividades de defensa de los Derechos Humanos en la ex ESMA y contribuyó a la organización del primer Encuentro de Jóvenes 2025. “Este camino me transformó, me enseñó que las pequeñas acciones tienen un eco inmenso y que el activismo es amor en movimiento”, expresó la joven.

Su compromiso la llevó a ser elegida por Amnistía Internacional como representante argentina en el programa global "Rights Click", dedicado a proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes en la era digital. Gracias a ese reconocimiento, en marzo de 2026 viajará a Kenya para participar de su encuentro anual junto a activistas de distintos países, con el objetivo de construir estrategias de ciudadanía digital que contemplen bienestar, seguridad y equidad para las juventudes.

En una entrevista publicada por Amnistía, Paloma contó cómo su propio recorrido digital moldeó su militancia. Recordó que a los 11 años descubrió "Amino", una red social que prometía pertenencia y comunidad, pero en la que rápidamente encontró acoso, falta de moderación y mensajes inapropiados de adultos desconocidos. Esa experiencia, vivida en un entorno digital aún poco comprendido, le reveló la necesidad urgente de cuestionar, humanizar y reconstruir Internet para hacerla más segura para niñas, niños y adolescentes.

Paloma sostiene que la transformación digital solo será justa si también es humana. En Argentina —explica— persisten profundas desigualdades en el acceso a la tecnología, sobre todo en zonas vulnerables, donde muchos jóvenes dependen de redes públicas de wifi para poder estudiar. A esto se suma la circulación constante de desinformación, violencia digital y discursos de odio que afectan especialmente a adolescentes y activistas, generando desgaste emocional y desaliento a la participación pública. Por eso, además de promover la alfabetización digital, impulsa la idea de enseñar empatía digital, entendida como la construcción de espacios online donde la tecnología acompañe, cuide y conecte, en lugar de herir o excluir.

En ese sentido, subraya la importancia del autocuidado en el activismo. “He aprendido que el activismo debe incluir un descanso, porque cuidar de los demás empieza por cuidar de ti. Proteger la salud mental no es un lujo; es lo que posibilita el cambio a largo plazo”, sostiene. Para ella, el compromiso social es una maratón que exige establecer límites, desconectar sin culpa y apoyarse en otros para sostener la resiliencia emocional necesaria.

Paloma también trabajó junto a Amnistía Internacional en la creación del volumen 3 de la serie “Resiliencia y autocuidado: Salvar al mundo y no morir en el intento”, un cuaderno destinado a jóvenes menores de 18 años. Allí escribió un capítulo sobre Internet y salud mental, donde analiza cómo los entornos digitales influyen en las emociones, y otro sobre violencia digital de género inspirado en el caso de Olimpia, con el objetivo de brindar herramientas para mantenerse a salvo, comprender los riesgos y aprender a establecer límites sanos en el mundo virtual.

Para la joven activista, la resiliencia no significa soportar todo, sino encontrar fuerza en la conexión y en la comunidad. asegura que la ciudadanía digital no consiste simplemente en estar online, sino en participar con amabilidad, aprender unos de otros y construir, desde el diálogo, un mundo más justo y compasivo. También destaca el rol de Amnistía como un puente que conecta jóvenes con líderes experimentados, ofreciendo apoyo, acompañamiento y espacios para transformar ideas en acciones con impacto real.

“Con el tiempo he aprendido que el liderazgo no consiste en ser quien habla más alto, sino en mantener una escucha activa”, reflexiona Paloma. Desde Ezpeleta hacia el mundo, su historia demuestra que el activismo juvenil puede nacer de una experiencia personal, crecer en la comunidad y expandirse hasta convertirse en una voz global. Su camino es una prueba de que las nuevas generaciones están dispuestas a enfrentar los desafíos de la era digital con empatía, compromiso y la convicción de que otro futuro es posible si se construye colectivamente.



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