Oscar Allorio, docente de la Universidad Nacional de Quilmes y arreglador musical (adapta composiciones existentes a diferentes géneros), participó de un homenaje musical que se realizó al legado del Papa Francisco. En este sentido, Allorio es uno de los tres compositores de la obra denominada Misa Mestiza, que fue interpretada en un concierto sinfónico-coral gratuito en el ex Centro Cultural Kirchner, donde intervino la Orquesta Nacional de Música Argentina y el Coro Polifónico Nacional. “Francisco es el primer Papa argentino y latinoamericano, entonces lo que hicimos fue utilizar ritmos argentinos y latinoamericanos para musicalizar esos textos”, explica el compositor, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.

El texto al que se refiere Allorio es el Laudato Sí, la segunda encíclica del Papa Francisco, presentada a mediados de 2015. En ese documento, los ejes de Bergoglio giran en torno a ecología y sociedad: el cuidado del planeta Tierra, que denomina “la casa común”, la justicia ambiental y el impacto del cambio climático en los más pobres. “El texto es como que te habla. Entonces, tratás de acompañar o subrayar esas palabras con el momento musical que considerás más apropiados. En este caso, el foco está puesto en lo latinoamericano a través de sus ritmos”, cuenta el docente de la UNQ.

Misa Mestiza surgió en 2014 gracias a un encargo del programa de orquestas de Buenos Aires y se estrenará 11 años después. La interpretación está a cargo de la Orquesta Nacional de Música Argentina y el Coro Polifónico Nacional. En total, entre músicos y cantantes, hubo más de 100 artistas en escena.

Si de identidad cultural se trata, Allorio tiene a Bernal en su ADN. Allí nació, hizo toda la escuela, estudió en la Universidad Nacional de Quilmes y hoy es docente. Antes de ser arreglador musical y estar vinculado al mundo de las orquestas, tocó la guitarra y el bajo. Junto a Dos Comodines, grupo rockero y quilmeño con más de 20 años de trayectoria, compartió escenario con bandas como Kapanga y Las Pastillas del Abuelo.

“Mi origen sigue siendo parte de mi vida actual y es muy trascendente para mí. Me identifico con el conurbano sur y tuve la suerte de tener la Universidad a 15 cuadras de mi casa en un momento donde había problemas parecidos con cierre de fábricas y pymes. Eso me marcó profundamente y me considero un afortunado porque, a pesar de todo, siempre pude hacer lo que me gustaba”, resalta con orgullo el músico.

Allorio fue una de las primeras camadas en entrar a la Universidad Nacional de Quilmes a principios de la década del 90. Incluso, más de 30 años después, todavía recuerda su número de legajo. Sin embargo, por cuestiones laborales, recién pudo obtener el título en 2013. “En la música pasa algo distinto a otras carreras y uno va ejerciendo sobre la marcha. En general, nadie te pide un título. Entonces, se me fue complicando en el transcurso de los años por las cuestiones de trabajo”, recuerda.

En 2015, un excompañero que formaba parte de la UNQ lo invitó a dar un curso y luego se convirtió en docente de dos materias. En la actualidad y al frente de los estudiantes, Allorio refuerza su mirada bernalense y, además de los conocimientos técnicos, intenta transmitir la importancia de las universidades Gran Buenos Aires. Al respecto, el compositor resalta: “Tienen un perfil muy conurbano y lo celebramos. Estas universidades le dieron la chance a mucha gente que, como yo, no tenía posibilidad de trasladarse. En el caso de Quilmes, la formación en música es muy particular y se destaca dentro del contexto académico en Argentina, donde nos permite distinguirnos frente a otros profesionales”.

Fuente: Agencia de Noticias Científicas UNQ